Época:
Inicio: Año 1 A. C.
Fin: Año 1 D.C.

Antecedente:
HISTORIA NATURAL Y MORAL DE LAS INDIAS



Comentario

CAPÍTULO XXV


Qué es lo que los indios suelen contar de su origen



Saber lo que los mismos indios suelen contar de sus principios y origen, no es cosa que importa mucho; pues más parecen sueños los que refieren, que historias. Hay entre ellos comúnmente gran noticia y mucha plática del Diluvio; pero no se puede bien determinar si el diluvio que éstos refieren, es el universal que cuenta la Divina Escritura, o si fue alguno otro diluvio o inundación particular de las regiones en que ellos moran; mas de que en estas tierras, hombres expertos dicen que se ven señales claras de haber tenido alguna grande inundación, yo más me llego al parecer de los que sienten que los rastros y señales que hay de diluvio, no son del de Noé, sino de alguno otro particular como el que cuenta Platón, o el que los poetas cantan de Deucalión. Como quiera que sea, dicen los indios que con aquel su diluvio, se ahogaron todos los hombres, y cuentan que de la gran laguna Titicaca salió un Viracocha, el cual hizo asiento en Tiaguanaco, donde se ven hoy ruinas y pedazos de edificios antiguos y muy extraños, y que de allí vinieron al Cuzco, y así tornó a multiplicarse el género humano. Muestran en la misma laguna una isleta donde fingen que se escondió y conservó el sol, y por eso antiguamente le hacían allí muchos sacrificios no sólo de ovejas, sino de hombres también. Otros cuentan que de cierta cueva, por una ventana salieron seis o no sé cuantos hombres, y que éstos dieron principio a la propagación de los hombres, y es donde llaman Pacari Tampo por esa causa. Y así tienen por opinión que los tambos son el linaje más antiguo de los hombres. De aquí dicen que procedió Mangocapa, al cual reconocen por el fundador y cabeza de los ingas, y que de éste procedieron dos familias o linajes, uno de Hanan Cuzco, otro de Urincuzco. Refieren que los reyes ingas, cuando hacían guerra y conquistaban diversas provincias, daban por razón con que justificaban la guerra, que todas las gentes les debían reconocimiento, pues de su linaje y su patria se había renovado el mundo, y así a ellos se les había revelado la verdadera religión y culto del cielo. Mas ¿de qué sirve añadir más, pues todo va lleno de mentira y ajeno de razón? Lo que hombres doctos afirman y escriben es que todo cuanto hay de memoria y relación de estos indios, llega a cuatrocientos años, y que todo lo de antes es pura confusión y tinieblas, sin poderse hallar cosa cierta. Y no es de maravillar faltándoles libros y escritura, en cuyo lugar aquella su tan especial cuenta de los quipocamayos, es harto y muy mucho que pueda dar razón de cuatrocientos años. Haciendo yo diligencia para entender de ellos, de qué tierra y de qué gente pasaron a la tierra en que viven, hallélos tan lejos de dar razón de esto que antes tenían por muy llano que ellos habían sido creados desde su primer origen en el mismo Nuevo Orbe, donde habitan, a los cuales desengañamos con nuestra fe, que nos enseña que todos los hombres proceden de un primer hombre. Hay conjeturas muy claras que por gran tiempo, no tuvieron estos hombres reyes ni república concertada, sino que vivían por behetrías, como agora los floridos y los chiriguanas, y los brasiles y otras naciones muchas, que no tienen ciertos reyes, sino conforme a la ocasión que se ofrece en guerra o paz, eligen sus caudillos como se les antoja: Mas con el tiempo, algunos hombres que en fuerzas y habilidad se aventajaban a los demás, comenzaron a señorear y mandar, como antiguamente Nembrot, y poco a poco, creciendo, vinieron a fundar los reinos de Pirú, y de México, que nuestros españoles hallaron, que aunque eran bárbaros, pero hacían grandísima ventaja a los demás indios. Así que la razón dicha persuade que se haya multiplicado y procedido el linaje de los indios por la mayor parte de hombres salvajes y fugitivos.

Y esto baste, cuanto a lo que del origen de estas gentes se ofrece tratar, dejando lo demás para cuando se traten sus historias más por extenso.